Ese sentimiento que te hace sentir en cuanto te mira, que te corta la respiración, que te hace sentir la mejor chica del mundo entero… Ese sentimiento de felicidad cuando hablas con él, te besa, o te dice lo guapa que vas…
Eso es lo que siento yo siempre desde que estoy con él. Que todo es felicidad, que todo va perfecto hasta en el peor de los momentos, porque no veo el final… No me imagino el momento en el que él y yo nos separemos y decidamos vivir nuestra vida por separado, porque estamos hechos el uno para el otro. Con nuestras diferencias, con nuestras semejanzas, con nuestros enfados, con nuestras tonterías, con nuestras rayadas… pero prefiero eso mil veces a tener que imaginarme mi vida sin él… Porque ahora es parte de mi vida, y está dentro de ella como una de las personas más importantes, un pilar más que me ayuda a sostenerme.
Lo he estado buscando durante toda mi vida… Mi prototipo, es él.
Es perfecto dentro de la imperfección, porque dicen que lo perfecto cansa. Y reconozco que no es perfecto, ni yo soy perfecta, ni nadie es perfecto.
Él es él mismo, sin temor a nada, sin miedo a equivocarse lo da todo por lo que de verdad cree que vale la pena. Lo envidio por su mentalidad, que a pesar de ser un chico golfo, y con ganas de vivir la vida tiene las cosas claras, y si algo no le gusta, lo dice y si algo le gusta, también lo dice.
Hace mucho tiempo, cuando descubrí lo que era querer y me traicionaron de tal manera pensaba que nunca jamás volvería a confiar en nadie, y menos en mi misma… Porque di lo mejor de mí para que lo desaprovecharan… Pero apareció él.
Él fue el que me hizo volver a confiar en mi misma, en que no siempre las cosas serían tan malas como yo me pensaba que iban a ser, y volvió a hacerme sentir que valía la pena vivir, no por nadie, sino por mí misma.
Todo esto nunca se lo he dicho, y de momento no creo que se lo diga, porque esta soy yo y lo que siento de verdad, y en vez de decírselo, espero que algún día lo sepa con certeza y si no, allí estaré yo para recordárselo.
